6 Claves para recuperar tu energía vital

Share on facebook
Share on linkedin
Share on twitter
Share on whatsapp
Share on email

¿Te sientes agotado y no sabes por qué? ¿Te cuesta encontrar fuerzas para cada día? ¿Te sientes sin motivación ni ganas de hacer mucho? Querido, estás teniendo un desgaste energético y quizás, ni siquiera te has dado cuenta.

Con frecuencia, nos comprometemos a más de lo que podemos (o queremos) hacer. Llenamos nuestras agendas de compromisos sociales, de eventos a los cuales ir, de proyectos y viajes, y quehaceres que, en realidad, no están en total sincronía con lo que deseamos.

Tememos defraudar a aquellos que queremos. Nos empeñamos en mostrarnos como buenos, como un apoyo, como alguien incondicional. Dejamos nuestras necesidades de lado, priorizando las de los demás. Ignoramos el llamado de nuestro cuerpo y creemos que siempre podemos empujar un poquito más, dar un poquito más, hacer un poquito más.

Creo que a todos nos ha pasado. Tarde o temprano explotamos. Simplemente, no podemos más. Y es en ese momento cuando queremos mandarlo todo al carajo. Cuando queremos aislarnos. Cuando estamos intolerantes y reactivos. Es ahí cuando hemos llegado a nuestro punto máximo. O, al menos, eso parece. ¿Paramos? No, señor. Seguimos. Porque la culpa nos carcome, porque creemos que los demás nos necesitan. Porque pensamos que tenemos algo que probar.

Vivimos en una sociedad en donde estar constantemente ocupado se premia. En donde tenemos que decir mentiras blancas para disfrazar verdades con miras a no herir susceptibilidades. En donde cuando nos preguntan ¿cómo estás?, respondemos con un bien automático entre los dientes.

¿En qué momento nos dejamos de lado? ¿Cuándo suplir las necesidades de los otros se volvió tan importante? ¿Cómo fue que dejamos de cuidarnos, de acompañarnos, de mimarnos? ¿Dónde se quedó nuestra intuición?

Creeme, te entiendo. He estado tantas veces ahí. Me he olvidado de mí, más de lo que me gusta admitir. He ignorado a mi alma cada vez que me decía “basta”. Una reunión más, un café más, una hora más, un proyecto más. Yo puedo. Tengo que seguir. Aunque ya no me guste. Aunque ya no me de dicha. Aunque ya no encaje con mi visión de vida feliz.

Y, así, me he pasado, días, meses, años. Envuelta en relaciones que ya no fluían tanto. En trabajos en los que no me sentía plena. Llena de hacer, hacer, hacer. Tanto que me fui olvidando de ser. De mí ser. Y así mi vida se volvió un esfuerzo diario por mantenerme a flote, por sobrevivir. Sin energía. Sin ganas. Sin alegría.

Por eso, hoy quiero invitarte a que identifique a dónde está ese goteo energético que te tiene tan agotado, para que veas por dónde se te está colando la vida. Te comparto, con amor, lo que a mí me ha servido. Lo que a mí me ha ayudado a conectar con la felicidad. Lo que me ha regresado a mi centro. A mi esencia magnética, libre, feliz.

1 . Haz un inventario

Sí, así tal cual. Papel y lápiz en mano. Haz una lista de todas las cosas que haces cada día. De los proyectos en los que estás envuelto. De las personas con las que ocupas tu tiempo. De lo que hay en tu casa. Uno a uno, quiero que vayas viendo con claridad. Pregúntate si te hace feliz la relación con esa persona o si esa rutina que antes era tan importante para ti, todavía lo es. Y, así, vas ganando perspectiva y te garantizo que podrás identificar fácil y rápidamente en qué estás invirtiendo tiempo y energía que no te está dando prácticamente nada a cambio. Lo visto, es imposible dejarlo de ver, así que, ya en ese momento dependerá de ti qué quieres hacer al respecto.

2. No digas mentiras blancas

De verdad, para. Deja de dar excusas. Nadie las necesita. Siéntete en la libertad de establecer límites. De decir que no. De tomar tus propias decisiones. Si no quieres salir, no salgas. No te inventes que te duele la cabeza o que te vino la regla. Si no quieres recibir a alguien en tu casa, no lo hagas. No inventes que justo esos días ya tienes visita. No le debes nada a nadie.

3. Date espacios para ti

Puede ser un día entero o unas horas, pero saca un tiempo que sea sagrado. Que si no cumples nada más en tu agenda, ese espacio para ti NO SE NEGOCIA. Úsalo para mimarte, para escucharte, para hacer lo que quieras hacer.

4. Descansa

Estar más ocupado no te hace más valioso. Llenar cada momento de tu día de actividades, no te hace más productivo. Saltar de un lugar al otro, no te hace eficiente. Deja de engañarte. Deja ir la culpa. Tienes derecho a NO HACER NADA. Tienes derecho a hacer una pausa o veinte pausas. Tienes derecho a reposar. A dormir. A bajar el ritmo.

5. Conecta con la alegría

Llena tu vida con cosas, personas y situaciones que te conecten realmente con la dicha. Somos energía y cuando vibramos en amor, en paz, en felicidad, eso es precisamente lo que atraemos a nuestras vidas. Es lo que nos permite sentirnos conectados con el todo. Es lo que hace que nos honremos, que nos escuchemos, que nos expandamos. Tu felicidad está dentro tuyo, así que date el regalo de despertarla aún más.

6. Ten claros tus valores

Esto para mí es crucial. Cuando sabes cuáles son tus valores y empiezas a vivir de acuerdo a ellos, la vida se vuelve más llevadera. Mi valor más importante es la libertad y absolutamente todo lo que hago y la forma en la que vivo mi vida está en coherencia con ella. Cuando conoces a profundidad tus valores, ya no te conformas con menos ni aceptas aquello que no esté en perfecta alineación con ellos.

Si has leído hasta aquí se que quieres hacer un cambio radical en tu vida. Se que quieres volverte a sentir vital y con energía. Se que quieres vivir más conectado con la vida. Yo te honro por eso y te felicito. Y, ¿sabes qué? Creo firmemente que lo puedes lograr. Elígete. Ponte en el primer lugar. Cuando conectas con tu fuerza y con tu verdadera esencia comprendes que si tú estás bien, tu mundo también lo está.