Dependencia emocional y cómo no enamorarte de cualquiera

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¿Cómo es posible que le plantees a un completo desconocido que querés “algo serio”?¿Cómo podés comprometerte a un futuro en el que no tenés ni idea cómo es el otro en pareja?¿Cómo es el otro enamorado? Asumiendo que ese amor llegara a darse…
Nuestro tiempo es de las cosas más preciadas que tenemos. No podemos recuperarlo, se nos escapa entre las manos, no se consigue en el shopping ni por Amazon. Nadie te devuelve todas esas horas en instagram ni las que perdés en el transporte público. La gente te puede “dar su tiempo”, pero no es tiempo que, literalmente, se agregue al tuyo. ¿Por qué estamos dispuestos a entregarlo así como así?
En Tinder, al comenzar una conversación después de hacer match una de las primeras preguntas que se plantean es ¿Para qué estás? o ¿Qué buscas?
¿Qué buscamos realmente?¿El poner la intención basta para conseguirlo?¿Dónde se pone el ojo se pone la bala? Dicen que el amor te encuentra, y no al revés…
En Netflix estrenaron un reality show infame llamado Love is Blind (el amor es ciego). E infame también fue la manera en que me fundí los diez capítulos en dos días – cuando en realidad debería estar escribiendo esta nota y no haberla dejado para ahora que son las cuatro de la mañana -. No se si es que sigo siendo irresponsable o que me mató la curiosidad de descubrir si, efectivamente, el amor es ciego. A efectos de este artículo, inclinémonos por la segunda opción.
En el programa la gente tiene citas con los otros participantes y se enamoran y se casan. Hasta ahí todo muy convencional, muy fairytale. El catch es el siguiente: no se ven el uno al otro hasta después de comprometerse. Redefiniendo por completo el concepto de “cita a ciegas”.
La idea es quitar de en medio la variable “apariencia” para demostrar que el amor va más allá de lo físico (pero aunque lo veas en tu computadora sigue siendo “televisión basura” por lo que todos los participantes responden a ciertos cánones de belleza súper estereotipados sacándole toda la gracia a la premisa inicial, go USA).
Y es que la variable no es “si nada se basa en lo de afuera”, como dice proponer el programa, o “si todo se basa en lo de afuera”, como en Tinder. La variable es que estamos llamando amor a algo que dista de serlo. Y como cualquiera que terminó la secundaria puede dilucidar (o eso quiero creer) si se elige mal la variable el resultado nunca va ser el correcto. Sale mal.
Los yankees, alabados reyes del marketing, le pusieron un nombre cool hace años: infatuation. Se define como un sentimiento pasional que genera algo o alguien por un corto período de tiempo. Y esa es la clave, amigas y amigos. NO DURA. Si no me creen que no es algo bueno, les cuento cual es la traducción al español: obsesión. Ya lo cantó Romeo en Aventura…

"No, no es amor, lo que tú sientes, se llama obsesión Una ilusión en tu pensamiento, que te hace hacer cosas, así Funciona el corazón"

Sí, cuatro años de comunicación y tres de periodismo para citar una canción de bachata… Lo peor, es que ni siquiera es correcto lo que dice. Así funciona, sí, pero no tiene nada que ver con tu corazón. Paso a explicarme.En la cultura del hook up (aunque creo que esto se ha hecho toda la vida solo que ahora ya no se esconde o no se esconde tanto) se acuñan términos varios. Uno de los más nuevos es “fuckboy”. Fuck=coger/follar, Boy=Chico. O sea, un hombre que solo busca relacionarse sexualmente (una idea super novedosa ¿?) Pero, por más de que el movimiento feminista ha reivindicado la libertad sexual y muchas la llevan a cabo, no se utiliza el término “fuckgirl” ni ninguno que se le parezca.

¿Es porque las mujeres somos unas cursis?¿Es porque no podemos valernos solas?¿Es porque no concebimos el sexo sin amor? No, no y no. Ya les dije que no se trataba de cuestiones del corazón, deberían prestar más atención.
Química. La respuesta es química. Al realizarse el acto sexual se segrega oxitocina, que es la culpable de ese sentimiento de infatuation. Pero los hombres tienen testosterona que bloquea el efecto de la oxitocina. Por eso parecería que ellos “se enganchan” menos que las mujeres (desconozco cual es la lógica en parejas homosexuales, ya va siendo hora de que las incluyan en los estudios científicos y en todo lo demás).
Una de las respuestas lógicas a esta maldición, digo situación, es que históricamente las mujeres al tener relaciones tenían altas chances de quedar embarazadas. Por lo cual tendría cierto sentido que la biología se encargue de que sienta cierto agrado por el futuro padre de su hijo. Pero bueno, hoy por hoy el coito se convirtió en algo mucho más complejo – o más simple – que una acción en pos de engendrar herederos pero la evolución parece que aún no se puso a tono. Estaría bueno que nos aceitaran ese trámite.
Pero esta hipótesis no está probada, así que no sabemos realmente a quién culpar.
¿Pero no existen mujeres que se enganchan aunque aunque no se hayan acostado?¿Y otras que sí se acostaron y no se engancharon?¿No hay acaso hombres que se enganchan?¿Es que acaso necesitan un suplemento de testosterona? Sí, sí, sí y no lo sé, deberían consultar con su médico.
En esta era donde está tan en boga el amor libre, contradictoriamente, muchos sufren de dependencia emocional.
Si bien es cierto que la necesidad de afecto es inherente al ser humano, la codependencia o dependencia emocional se configura como un accionar adictivo en el que el sufriente adopta un rol de inferioridad ante su pareja o persona de interés. La persona dependiente necesita a su “enamorado” de la misma forma que un adicto necesita una dosis. No puede funcionar sin él y su vida gira a su alrededor.
Esta situación se genera como un método de evasión. Hay algo que el dependiente se niega a afrontar, es por ello que centra toda su energía y atención en un otro.
Este cocktail molotov consta de uno o dos ingredientes. La base de la mezcla es la baja autoestima y puede o no ir aderezado de miedo a la soledad.
Contradictoriamente, una vez más, aquellos que parecerían “aman mucho”, esconden lo poco que se aman a sí mismos. De esta forma, la persona dependiente se cree inferior y es muy duro y crítico consigo mismo. Lo cual dispara uno de los síntomas más comunes: idealizar al otro. La persona de interés se convierte en este ser perfecto y superpoderoso que hay que alabar y consentir.
Muchas veces se complementa con el miedo a la soledad. ¿Quién no conoce a alguien que siempre empalma una relación con otra? Son esas personas que nunca están solteras porque temen quedarse por su cuenta, sin importarles la calidad de la compañía. Esto genera otro de los síntomas más usuales: el pánico a la separación. El clásico “sin vos me muero”. Dónde la separación parcial o total se convierte en algo apocalíptico.
También suele suceder que el dependiente adopte actitudes y gustos propios de la pareja/persona de interés. Escuchan la misma música, ven las mismas series, adoptan el mismo estilo de vestir, etc. Esto le da una sensación de pertenencia y alimenta esa pesadilla de la “media naranja”.
Puede que a muchos estas actitudes en mayor o menor medida les resulten familiares. Es normal, sobretodo en la adolescencia y la juventud. La fantasía del amor romántico con la que todos hemos crecido alimenta alguna de estas prácticas insanas. Estas creencias del tipo “él me completa”, “el amor todo lo puede”, “me cela porque me quiere” fomentan vínculos dispares y en muchas ocasiones, abusivos. Basta de decirle a la nena que el nene le pega porque gusta de ella. Basta.
Es de suma importancia que nos planteemos cómo sería una manera sana de relacionarnos que nada tenga que ver con todo lo que nos inyectó Disney. Porque es muy difícil desaprender y más cuando mamamos esto desde tan chicos. Ni que hablar si este es el tipo de relacionamiento que observamos en casa.
La clave para no caer en la dependencia emocional es para mi, la clave de la vida: el amor propio y el autoconocimiento. Poder ser una buena pareja para alguien implica haberse tomado el trabajo de prepararse para ello. Solo de esta forma podemos establecer vínculos sanos con los demás y con nosotros mismos.
Si crees que tus síntomas han llegado a un extremo no temas, existen terapias para la codependencia. Estuviste seis o doce años encerrado en un sistema educativo que te enseñó mil cosas. Entre ellas lo básico sobre matemática, química y biología para seguir esta nota. Pero en ninguna asignatura contemplan el amor propio, así que no te sientas solo. Nadie nació sabiendo. Y lo más poderoso es que una vez sepas cómo amarte, nunca más vas a conformarte por alguien que solo te quiera a medias. Because you will know better. No more falling for the fuckboy.