Desórdenes alimenticios: señales y síntomas
- por Valentina Carbajal
- 15/05/2019

Carla tiene 14 años. Está en clase mirando por la ventana. Hace rato ya que dejó de prestar atención a lo que dice la profesora. Se siente algo mareada y le gruñe la panza.
Desayunó un café con leche y le dijo a su mamá que comería en el comedor del secundario. Pero en realidad se lleva de casa su propio menú: una manzana. La come lento, con desgano, en el patio lejos de los platos y tuppers de sus compañeros. A veces, le hacen algún comentario pero la mayoría pasa desapercibida. La realidad es que tampoco es la única de su compañeras con “poco apetito” y sabe que más de una envidia su talante.
Al salir de clase va caminando lento a la parada. El sol pega fuerte aunque ya sea de tarde. Toma un poco de agua. Al sentarse en el bus saca de la mochila Abzurdah, una novela que le prestó una amiga. En ella, una chica de doce años se enamora de un tipo mucho mayor, es un amor no correspondido. La protagonista entra en un bucle autodestructivo. Pero Carla es chica también y no lo ve. Solo puede identificarse con esa protagonista que sufre y dice “Siempre fui un cero, bien redondo y gordo”.
Mientras lee, abre la mochila, es como un reflejo, ya ni se da cuenta. Su aliado fiel es una pajita de plástico que mastica de manera frenética. Fue el sustituto de los chicles que leyó en algún lado que despiertan el hambre.
Al llegar a casa deja el libro. Prende la computadora para mirar un nuevo capítulo de Gossip Girl. En la pantalla, Blair abandona la mesa del restaurant gourmet y se arrodilla en su vestido de diseñador. Está encerrada vomitando en el baño. Blair. Y Carla también. Para eso también le sirve la pajita de plástico. Porque tenía mucha hambre y abrió la heladera y arrasó. No pudo controlarlo.
Y se enoja y llora. Porque sabe que eso de vomitar no le da resultado, porque vomita y vomita pero no adelgaza. La salida es no comer pero le falta voluntad. Agarra fuerte el dije que le cuelga del cuello y hace una oración. Es un corazón, el dije puede abrirse y se intercambian las piedras de dentro. Del lado de adelante se ve rojo con flores de colores, el lado de atrás queda oculto. Dice Ana y Mia en rotulador negro. A ellas les pide ayuda, que la acompañen, que no la dejen sucumbir.
Supo por Ana y Mia gracias al libro. A veces se pregunta si su amiga se lo habrá prestado a propósito. Si su amiga la veía gorda o qué significaría prestar semejante libro. Era un éxito y arrasaba en ventas. Pero nadie hablaba de Ana y Mia en persona, ni en la clase ni en los recreos. Carla entraba en internet y leía los comentarios de otras chicas en los blogs, sus mensajes de apoyo y sus confesiones de recaídas. Ana por anorexia, Mia por bulimia. Y los argentinos que tienden a hacer santos a cualquiera. Las creyentes les rezaban, otras, como Carla, las tenían de guía. Como algo más allá, una presencia. Tal vez les resultaba más fácil de creer estando en ese limbo, al borde del desmayo constante, donde todo se mueve más lento y las cosas pierden color.
La realidad en cifras
70 millones de personas en el mundo sufren Trastornos de la Conducta Alimenticia (TCA), según la National Eating Disorder Association. En algunos países las cifras son realmente escandalosas. Por ejemplo, en la Argentina tres de cada diez jóvenes padecen bulimia o anorexia, datos de la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia.
Más del 90% de los afectados son mujeres y suele desarrollarse en la adolescencia. Pero de manera global se ve cómo los casos van aumentando entre la población masculina. También resulta que la edad de inicio es cada vez más temprana en ambos géneros presentándose incluso en edad escolar.
¿Qué es un desorden alimenticio?
Una relación insana con la comida y el peso corporal impacta severamente la vida cotidiana: eso es un desorden alimenticio. La anorexia y la bulimia son los más reconocidos o extendidos pero hay distintas patologías relacionadas con la comida.
Una enfermedad mental
A veces cuesta comprender que, mucho más que un desorden que afecta físicamente al paciente; se trata de una severa enfermedad a escala mental. Por lo tanto, requiere un tratamiento acorde llevado a cabo con un terapeuta que son los médicos especialistas en tratar las afecciones a nivel mental.
Luego de aceptar que estamos lidiando con una enfermedad mental, es el momento de tomar consciencia de su gravedad. Los desórdenes alimenticios tienen la tasa de mortalidad más alta de entre todas las enfermedades mentales.
Anorexia
La persona tiene una imagen distorsionada de su cuerpo, se ven con más peso del que en realidad tienen. Hacen dietas extremas y arduas rutinas de ejercicio.
Síntomas
- Severa pérdida de peso
- Tinte azulado en los dedos
- Deshidratación
- Amenorrea, o ausencia de menstruación
- Estreñimiento
- Debilidad y fatiga
- Mareos y desmayos
- El cabello se rompe y se vuelve fino
- Piel seca y amarillenta
- Incapacidad para tolerar el frío
- Aparición de cabello suave en el cuerpo, brazos y cara
- Arritmia o ritmo cardiaco irregular
- Insomnio
Bulimia
Se trata de una relación insana con la comida en la que la persona altera ciclos de atracones con posterior pánico por las calorías que consumieron. Luego hay dos respuestas: unos se inducen el vómito o consumen laxantes o diuréticos. Otros hacen ayunos y ejercicio extremo.
Síntomas
- Fluctuaciones de peso
- Labios agrietados
- Sensibilidad en la boca, probablemente debido a la erosión del esmalte dental y el retroceso de las encías
- Callos, llagas o cicatrices en los nudillos por inducir vómitos
- Ojos inyectados de sangre u ojos con vasos sanguíneos reventados
- Ganglios linfáticos inflamados
Señales e indicadores
El problema en muchos casos es su difícil detección. A diferencia de lo que pueda creerse popularmente, no todas las personas que padecen TCA presentan síntomas evidentes o alteraciones físicas severas. Aunque en ocasiones estos señales existen y son un claro indicador.
Para las ocasiones en que el cambio producido por la enfermedad no es tan visible, o la enfermedad se encuentra en una fase temprana, un buen indicador es estar alerta a cambios de hábitos o actitudes.
Vale destacar que en cuanto a los TCA respecta, y es el caso en varias enfermedades mentales, no necesariamente hay que verse enfermo, para estar enfermo.
Anorexia
- Saltarse comidas
- El ejercicio extremo
- Baja autoestima e imagen corporal
- Mentir sobre cantidades ingeridas
- Comer solo alimentos bajos en calorías
- Hablar mal de su cuerpo
- Adoptar hábitos alimenticios inusuales, como clasificar los alimentos en el plato o cortarlos en trozos muy pequeños
- No comer con otras personas presentes
- Usar ropa holgada
- Ansiedad
- Evitar situaciones donde su cuerpo quede expuesto, como ir a la playa
- Aislamiento social
- Bruscos cambios de humor e irritabilidad
- Depresión
Bulimia
- Preocupación constante por el peso o la apariencia, aislamiento social
- Comer hasta que les duela la panza
- Restringir calorías o evitar ciertos alimentos
- Ir al baño inmediatamente despúes de comer
- Hacer mucho ejercicio, especialmente despúes de haber comido mucho
- Pobre autoestima e imagen corporal
- No querer comer delante de otros
- Irritabilidad y otros cambios de humor
- Depresión
- Ansiedad
Causas
Las razones que desatan estas enfermedades son diversas y cambian según la experiencia personal de cada paciente. En términos generales suele afectar a personas con baja autoestima o abuso de sustancias. También es usual que sufran otras enfermedades como ansiedad o depresión.
Hay factores biológicos a nivel hormonal y genéticos que hace que ciertos individuos sean más propensos que otros. Cuando hay un historial de desórdenes alimenticios en la familia hay una probabilidad diez veces más alta que un niño también lo desarrolle.
El estrés es un gran detonante por ejemplo ante un cambio brusco vital donde el resultado es impredecible. Se descubrió también que es muy usual entre víctimas de abuso.
Pero una de las causas que más destacan los especialistas es el peso que el mundo mediático tiene en este fenómeno. Los medios han retratado durante años cánones inalcanzables de belleza. Donde la delgadez es endiosada y en ella se basa el valor de una persona. Hace algunos años People magazine hizo una encuesta entre sus lectores norteamericanas y 80% reconoció que las mujeres de la televisión y las películas las hacían sentir inseguras con sus cuerpos. Y esa era la era de la televisión. Imagínense el impacto que puede llegar a tener en el autoestima hoy por hoy que vivimos bombardeados y conectados todo el día a las redes sociales. Dónde en algún lugar del planeta siempre es verano y hay alguna chica subiendo una foto en bikini a Instagram. Esto no ha hecho más que agravarse. Por ello ahora, más que nunca, es necesario estar alerta y concientizar. Se estima que 20% de los pacientes anoréxicos morirán prematuramente por no recibir el tratamiento adecuado. No se trata de superficialidad, es de vida o muerte. Literal.
El apoyo y el rol de la familia es crucial porque los pacientes muchas veces se muestran reticentes a acceder a la ayuda que necesitan por lo que conlleva su mejora: subir de peso. Además, como mencionamos suele tratarse de menores de edad. Jóvenes que aún no han ingresado en la vida adulta y necesitan contención y guía.
No pasemos por alto las señales, existe la cura pero para ello en necesario un tratamiento y cuanto antes se comience la terapia más corta y fructífera será la recuperación.