El verdadero significado del amor propio
- por Shadya Karawi-Name
- 15/01/2020

Amor propio. Dos palabras que nos bombardean constantemente. Por dónde miremos, hay alguien o algo que nos invita al amor propio. A ponernos en primer lugar. A fortalecer nuestra autoestima. Con frecuencia, en la mayoría de nosotros, esto genera confusión y presión porque, realmente, ni siquiera sabemos qué es exactamente el amor propio.
Definiciones hay tan variadas como los colores, pero todas llegan a lo mismo: la serie de pensamientos, sentimientos y acciones que tienes hacia ti mismo. Atención, nuestro amor propio parece depender de los comportamientos positivos que tengamos hacia nosotros mismos.
Seamos claros, desde niños, muy pocas veces nos enseñaron a amarnos. Venimos de generaciones que no se conectaban con ellos mismos. Que tenían que sobrevivir, que producir, que reproducirse. Generaciones de hombres y mujeres maravillosos que siempre estaban haciendo lo mejor que podían y que no contemplaban darle herramientas para fortalecer el amor propio a su descendencia. El foco estaba puesto en otra parte: encajar dentro del clan social o familiar, desarrollar habilidades útiles para la vida, como construir o cocinar.
Y, así, nuestros niños y niñas fueron moldeando comportamientos y actitudes para encajar. Para hacer parte, para pertenecer. Por eso, es muy complejo que cuando escuchamos hablar sobre el amor propio, entendamos enseguida a qué se refiere exactamente.
¿Qué es el amor propio?
Hoy te comparto lo que el amor propio es para mí y cómo lo vivo. Mi intención es que te liberes, que comprendas que ese gran amor ya está dentro de ti. Que no tienes que hacer esfuerzos titánicos para conectar con él. Que en realidad, todo esto es mucho más sencillo de lo que crees.
El amor propio es lo que tú ya eres. El gran Rumi decía que nuestra tarea no es encontrar al amor, si no, encontrar todas las barreras que hemos construido en contra de él. Y, así, el llamado es a ir pelando todas esas capas de máscaras que hemos ido cargando por la vida, para volver a lo básico, a lo esencial, y, aunque sea redundante, al amor.
El amor propio es aceptación. Sí, aceptación sin querer decir que tengas que decir que tengas que amar locamente cada parte de ti, ni que te quedes tal y cómo estás ahora, mental, física o emocionalmente si no estás conforme, porque ya eres amor. En realidad, se trata de una aceptación más profunda, que nos permite ver que sí, hay cosas que no me gustan de mí y estoy en paz con eso. Que hay aspectos maravillosos de mí y estoy en paz con eso.
Es mirarme por completo y decirme SÍ. Con lo bueno y lo no tan bueno, con mi luz y mi oscuridad. Con las partes que percibo rotas. Con mis miedos y mis fantasmas. Con mis éxitos y con mis fracasos. El amor propio realmente revolucionario es aquel que es capaz de decir: me veo, me acepto y me doy un lugar. Se que pertenezco. Que todo cumple un propósito.
¿Cómo conectar con el amor propio?
Podrás estar pensando, sí, okay, suena muy fácil decirlo. El problema es vivirlo, llevarlo a la práctica. Y, en eso, te doy toda la razón. Suena muy fácil. Y, no. No te voy a mentir. No te voy a decir que solo con decir: “me acepto”, ya está. Ni que podrás integrar años de desconexión de repente. Es un proceso, como la vida misma. Pero un proceso profundamente hermoso y liberador. Y, estoy segura que si empiezas ya, desde donde estás, dando lo mejor que ti, empezarás a sentir beneficios en tu vida, en tu entorno y en la forma en la que te relacionas con el mundo.
Te regalo aquí 3 claves sencillas que, para mí, nos ayudan a conectar automáticamente con el amor propio:
1 .Observa la naturaleza
La gran facilidad de este punto es que, prácticamente todo a nuestro alrededor, forma parte de la naturaleza. El mar, las montañas, los árboles, el cielo, los animales, las frutas y verduras, las estrellas. Y tú. Simplemente regálate 5 minutos cada día para conectar con la naturaleza, en la forma en la que la tengas disponible en ese momento. Observa. Respira. Date cuenta de su inmensidad. De su generosidad. De su amor. Y recuerda: tú también formas parte de esa naturaleza. Y, si ella es magnificencia, ¿cómo tú no vas a serlo? Todo lo que observas en ella, está también en ti. Al observarla, te das cuenta que amas sus formas y su simetría, lo que es distinto y único, su singularidad. Quiero que cuando estés ahí, observando la naturaleza, respires profundo y sientas, tu inmensa conexión a ella. Que recuerdes todo el amor que emana. Todo el amor que eres.
2. Enfócate en lo positivo
Con frecuencia, solemos ver lo que falta, la carencia, lo que catalogamos como negativo. Eso que puede haber hecho mejor, o lo que no salió como yo quería. Y, así, nos vamos olvidando de lo que sí hay, de lo que ya hemos logrado, de lo positivo. De lo bueno y lo bonito. Haz una lista de todo lo que sí ha salido bien a lo largo de tu vida. De eso que te hace feliz, de lo que te conecta con tu dicha. Date cuenta cómo absolutamente todo, hasta lo que parecía negativo, ha tenido un sentido en tu vida, porque, en últimas, te ha traído hasta este momento. Todo ha sido necesario para tu evolución, para tu aprendizaje.
3. Agradece
Sí. Así de sencillo. Agradece lo que hay, lo que tienes en este momento. Lo que eres. Lo que has vivido. Las personas que tienes a tu alrededor. Cada día. Te repito, cada día. Elige 2 cosas por las que sientes gratitud. Pueden ser tan grandes o tan pequeñas como tu quieras. Escríbelas en un cuaderno y ve sumando. Si aparecen más razones, dale, escríbelas. Pronto, te darás cuenta que tu energía ha cambiado. Que tienes una gran lista de razones para agradecer. La gratitud, sin duda, es la llave que abre todas las puertas. Y yo estoy segura que conectar con la gratitud es conectar con tu amor propio, y eso, automáticamente eleva tu vibración.
Vuelve a ti. A lo que te gusta. A lo que te da dicha. Mira con compasión tu camino. Comprende que lo que has vivido tiene sentido, que todo, absolutamente todo, ha tenido una razón de ser, aunque no siempre fuera claro verlo. El amor propio eres tú. Es volver a ti. Es conectar contigo. Es mirarte y decirte: así, tal cual eres, te amo.
