La necesidad de control termina controlándote
- por Pamela Orozco
- 22/07/2020
- Autora invitada

“Cuando intentas controlar aquello sobre lo que no tienes control, terminas perdiendo el control de lo poco que controlabas
En repetidas ocasiones, hemos sentido la necesidad de controlar nuestro entorno y personas más cercanas. Estamos constantemente bombardeados por estereotipos de lo que anhelamos en el otro, en lo que queremos de nuestra vida e incluso de nuestro ser. Y, en ese intento “infalible” por querer SER, caemos en el error de controlarnos, y por ende, controlar todo aquello a nuestro alrededor para lograrlo. He ahí la trampa.
Creemos que la clave de la felicidad es que todo esté controlado y que resulte a nuestra manera, creyendo que el “fluir” es completamente inimaginable, pues fluir efectivamente nos llevará a soltar y soltar no mostrará perder (personas, situaciones, recuerdos y en muchas ocasiones ideales). Estamos determinados por muchísimas cosas; pero sobretodo, predeterminados a escuchar las rumiaciones constantes de nuestro ser sobre cómo lograr un final como el que tanto hemos anhelado. Nunca es suficiente para tomar el camino y siempre será fácil olvidarlo. ¿Por qué seguimos creyendo que controlando nos aseguramos que así sea? Porque tenemos miedo de los peligros; pero no de los peligros menores, de esos no, de los peligros de encontrarnos con nuestro verdadero yo, de los abrumadores silencios y de las eternas preguntas con interminables respuestas.
El control, no es más que nuestro eterno aliado, pues nos mantiene con los pies en la tierra, porque de otra forma estaríamos volando sin saber cuál sería el límite, y algo sin límite es peligroso. Que dilema ¿no? Y es aquí donde se considera que el control puede ser muy bueno para aterrizar, pero muy peligroso al darnos cuenta que no disfrutamos la travesía del vuelo.
La psicoanalista Karen Horney afirmó que entornos sociales poco saludables o “tóxicos” en los que seguramente nos hemos involucrado alguna vez, generan sistemas de creencias que ciertamente serán poco sanos y por ende, no permitir explotar todo nuestro contenido interno maravilloso de explotar. En muchos de esos entornos nos persigue el “deberías” y aquí es donde el control ejerce su papel protagonista. Pero como psicóloga cómo definiría para ustedes lectores: ¿Qué es el control? a mi parecer es esa voz interna que considera que en nuestro poder o de nuestra forma de verlo, hacerlo, pensarlo es la correcta y saldría de la mejor forma. Pero resulta que la vida no es un mueble que compras ya diseñado con pasos a seguir para armarlo; la vida nos sorprende y hay que aceptar que: no podemos verlo, hacerlo, saberlo e incluso tenerlo todo.
¿Pero entonces como suelto esa necesidad de control? He ahí la maravillosa pregunta que todos nos hacemos cuando queremos que las situaciones salgan a nuestro favor.
5 premisas fundamentales que debes tener en cuenta para intentar soltar el control:
1. Acepta y maneja el sufrimiento de la vida
Tu sufrimiento frente a cualquier situación/persona demora el tiempo en que asimiles lo que sucede. Entre más nos demoremos en aceptarlo, más sufriremos. Nos han enseñado que sufrir es malo o está mal sentir tristeza, y resulta que la vida en general tendrá momentos difíciles y no por eso, hay que evitar a toda costa atravesar esos sufrimientos. Todo sufrimiento trae conocimiento y sabiduría. Entre más rápido aceptes el sufrimiento, lo valores (pues siempre traerá enseñanzas) y los asumas, más libertad experimentarás y por ende, soltarás el control.
2. Tu felicidad no depende de
Aquí sí que nos cuesta entender esta premisa. Creemos que nuestra felicidad sí depende de: esa persona que tanto amamos, ese trabajo/proyecto/ideal que tanto anhelamos etc., etc., etc., NO. Nunca dependerá de absolutamente nada externo a ti. Suena cliché, y repetitivo, pero una vez entiendas que SOLO en ti, está la capacidad de hacerte feliz; de disfrutarte desde que te tomas el té/café de la mañana hasta que acabas tu día, estarás siempre controlando incluso todo tu exterior para estar feliz. Cuando experimentas que la felicidad del otro o de lo otro aporta a la tuya más no la construye, soltarás el control.
3. Las situaciones límite nos confrontan
Es normal que una situación que nos cuesta asimilar o trascender, conlleve a emociones “incómodas” o “displacenteras” pero es en aquellas situaciones donde conoces tus verdaderas facetas, demuestras de qué estás hecho, qué herramientas tienes, y lo más poderoso, esas emociones te indican dónde está lo valioso. En esas situaciones es donde más quieres controlar pero si te conviertes en ese juez que indica cómo deberían ser las cosas, seguirás sufriendo y por ende acabarás más desgastado no por la situación en sí, sino por tu necesidad de control. Entre más observes las situaciones límites como líneas inexploradas y a trazarlas de la manera que tengan que ser trazadas, soltarás el control.
4. Las expectativas es lo que te desilusiona
¿Te has puesto a pensar que lo único por lo cual te desilusionaste de algo o alguien es por las expectativas que tenías? Así es, te desilusionas porque había expectativa en cómo tenían que ser las cosas, en CÓMO QUERÍAS que fueran, más te perdiste de observar realmente lo que eran y que venían a ofrecerte. Cuando aprendes a observar las personas o situaciones tal cual como son y cómo vienen a ti, dejas de tener expectativas y por ende no te ilusionas simplemente, soltarás el control.
5. Lo valioso de ser vulnerables y fluir
Brené Brown nos recuerda: “Hoy elegiré valentía por encima de la comodidad” y esa es la última clave para lograr soltar el control y dejarte llevar por lo que deparan las situaciones y las relaciones. Tenemos pánico a sentirnos vulnerables, porque tenemos una idea de que ser vulnerables es sinónimo de debilidad. Al contrario, ser vulnerable es ser libres, te puedes mostrar sincero, real, y es sólo allí donde surge el amor, la alegría y la comprensión por el otro. Al ser vulnerable, soltarás el control.
No hay fórmula secreta exacta para soltar el control, más que aceptar las situaciones límite, generar tu propia felicidad, dejar las expectativas y ser vulnerables. Eso te hará fluir realmente y disfrutar del trayecto de ese mueble maravilloso sin instrucciones que es la vida.
