Soltar: Como confiar en la vida
- Por Shadya Karawi-Name
- 29/05/2019

Con frecuencia, queremos pasarle un libreto completo a la vida. Para que todo ocurra cuando yo quiero y como yo quiero. Y, así, se nos pasa el tiempo, bañados en sufrimiento, en angustia, en frustración, en ansiedad.
Se nos olvida que hay algo más grande y más fuerte que nosotros que lo mueve todo. Que no necesitamos estar controlando cada detalle. Que, sin duda, todo fluye más cuando soltamos, cuando estamos en armonía, cuando confiamos.
Lo sé, es más fácil decirlo que hacerlo. Llevado a la práctica es supremamente doloroso dejar de lado algo que es importante para nosotros. Creemos que al aferrarnos, que al intentar buscar soluciones, lograremos que la situación se disipe.
En realidad, la solución jamás está en el mismo lugar en dónde el problema fue creado. Este, por lo general, suele ser nuestra menta. Esa sabia especialista que nos caracteriza a los humanos y que no deja de rumiar.
Nos enfocamos en descifrar el siguiente paso. Queremos controlar nuestro actuar, el de los demás y el de la vida misma. A mi por lo menos, eso me agota. ¿Cómo te ha ido a ti? ¿Te ha dado resultados?
¿Qué pasaría si entregas la situación? ¿Si confías en que todo se resolverá? ¿Si pides ayuda? ¿Si confías que en realidad todo está ocurriendo por un propósito perfecto, aunque ahora no lo puedas ver?
Hay una clave que para mí, nos permite sanarlo todo, trascenderlo todo, entenderlo todo. Y esa clave es el ahora. Cuando permanecemos ahí, empezamos a ver la vida de otra manera.
Vuelve al presente
El sufrimiento humano, por lo general, ocurre por una de dos cosas: estamos agonizando por algo que ya ocurrió o ansiosos por algo que aún no ha sucedido. Si decidiéramos, realmente, enfocarnos en el presente y vivir en él nuestras vidas serían, sin duda, mucho más felices.
Con frecuencia, pasaba mis días con un sentimiento de vacío en el estómago. Por más que lo intentaba no podía dejar de preguntarme cómo hubieran sido las cosas si hubiera actuado distinto, no soltaba la culpa por lo que hice o dejé de hacer, no podía perdonar a los otros por el supuesto dolor que me habían causado. Me sentía frustrada y desvalida. Mi pasado parecía ser lo único que ocupaba mis días.
En otros momentos, pasaba noches enteras sin dormir. La ansiedad carcomía mis entrañas y las voces en mi mente no cesaban. Me preguntaba qué podía hacer para obtener un trabajo, para conocer al hombre de mi vida, para generar algún ingreso. Se me iban las horas haciendo planes e intentando controlar cada movimiento y cada personaje que creía necesitar. El futuro se veía aterrador, y lo sentía como un boomerang inevitable que, cada vez, estaba más cerca.
Sumaba agotamiento y, en últimas, parecía que mi vida pendulaba entre el pasado y el futuro, dejando poco, o ningún, lugar para que yo pudiera disfrutar del presente. Fue, entonces, cuando me di cuenta que estaba perdiendo segundos preciosos de la maravillosa vida que me ha sido dada. Por estar pensando en cosas y personas que ya no están o que aún no llegan, no apreciaba a los que estaban, en ese instante, andando el camino conmigo. No era capaz de ver que la felicidad y la plenitud me guiñaban el ojo diariamente, como tratando de captar mi atención.
Decidí, entonces, que el tiempo es relativo y que, cómo el pasado no puede ser cambiado y desconocemos completamente el futuro, el presente era el lugar más seguro e increíble en dónde podía estar. Ahí, yacen las oportunidades valiosas para alcanzar todo lo que queremos, para sentirnos plenos y para disfrutar de las pequeñas grandes cosas de la vida.
Esta es una invitación a aprovechar cada instante. A oler flores y a abrazar con fuerza. A permitirnos sentir, lo que sea que necesitemos en ese instante. A bajarnos de la cabeza para vibrar más desde el corazón.
Cuando te sientas triste y confundido, céntrate en el presente.
Cuando no sepas qué camino elegir, céntrate en el presente.
Cuando la frustración te acaricie, céntrate en el presente.
Cuando la ansiedad no te permita dormir, céntrate en el presente.
Cuando sientas que nada te sale bien, céntrate en el presente.
El aquí y el ahora es lo único que existe. Haz que cada instante cuente. Disfruta de la vida. Valora cada cosa. Céntrate en el presente y ahí encontrarás la paz.
Confiar en la vida
Precisamente, centrarnos en el presente, nos libera. Nos conecta con el Universo entero. Nos recuerda que lo único que existe es este momento. Así, nuestra necesidad de control se disminuye. Podemos permitirnos respirar en este aquí y este ahora, comprendiendo que en este instante lo tenemos todo.
En el presente, la necesidad de control desaparece. Ésta es reemplazada por la certeza plena de que absolutamente todo se va dando en el momento perfecto. Y, así, la vida nos va respondiendo.
Esa sabiduría inmensa que mueve los árboles y que permite que nuestros órganos funcionen a la perfección, es la misma fuerza que se encarga de que los hilos sean movidos para que aprendamos las lecciones que tenemos que aprender, para que sanemos, para que nos transformemos.
Recuerda que cuando plantas algo, no tienes que estar controlando de qué forma las raíces crecen, ni de qué tamaño serán las hojas, o cómo hacer para que el color del fruto sea exactamente el que tu quieres.
No tienes que decirle cada mañana a tu corazón que palpite, ni tienes que controlar el respirar. Tampoco tienes que decirle a tu estómago cómo hacer la digestión.
Todo esto ocurre de forma natural. De acuerdo a su propio proceso. De acuerdo a su propio ritmo. De acuerdo a su propia función. Todo cumple un propósito.
Se bien que, en ocasiones, sentimos que si no hacemos, jamás lo lograremos, pero hoy te invito a que dejes de interponerte en el camino. Deja de controlar. Regresa al presente. A este momento sagrado en donde están todas las posibilidades. Confía en la vida, porque ella, siempre está a tu favor.
